Este edificio de viviendas se ubica en un pequeño solar de 150 m² situado en el núcleo protegido del casco antiguo de Poble Nou, donde la normativa urbanística impone una continuidad geométrica con los edificios existentes mediante fachadas con huecos de proporciones verticales.  

Así, la prioridad del proyecto arquitectónico se centró en el diseño de la fachada. Mediante un ejercicio sobrio, casi académico, se remarcaron los huecos arquitectónicos, generando una relación con el lenguaje del entorno urbano. La presencia de la piedra gris en vertical a un lado de las balconeras hace referencia a la tradicional persiana mallorquina.

El zócalo revestido de piedra gris en toda la altura de la planta baja resalta su importancia como punto de acceso al edificio y equilibra las proporciones de la fachada.

Tres sencillos elementos (zócalo pétreo, huecos verticales y piedra gris junto a las balconeras) que componen y al mismo tiempo establecen un diálogo de tú a tú con los edificios colindantes, nunca desde la imposición o la arrogancia.

El edificio alberga una oficina en planta baja con salida directa al jardín interior, un apartamento en planta primera y un dúplex que ocupa las plantas segunda y tercera.  

En la portería, el pavimento de adoquines de color gris oscuro funciona como una alfombra pétrea que da continuidad y amplía la estrecha acera, generando una escenografía casi de escaparate.